Cuando se realiza un Estudio Energético o una Limpieza, o cuando se trabaja la energía de nuestro cuerpo desde distintas técnicas, a veces, podemos sentir que nuestro cuerpo empeoró.
Es ese momento justo en el que creemos, que lo que hicimos o nos hicieron, no nos sirvió. Nos hace dudar del momento y del proceso de Sanación. Pero nada más lejos de la realidad.
Durante un trabajo de Limpieza y Sanación, lo que estamos haciendo es exactamente eso “limpiar profundamente”, expulsando toxinas e impurezas de nuestros cuerpos físico, emocional, mental y espiritual.
Los síntomas que podríamos tener serían:
A nivel físico puede que vayamos más al cuarto de baño o que sudemos más y con un olor más fuerte, puede que incluso tengamos menos apetito, palpitaciones, cansancio y sueño.
A nivel mental, puede que haya más actividad, pensamientos repetitivos, a veces confusos y contradictorios, dudas, sueños o pesadillas que nos hacen conscientes de cosas que antes no veíamos.
A nivel emocional podemos sentirnos más vulnerables, ansiosos, tristes o melancólicos e incluso, pueden aparecer emociones negativas que sentíamos ya superadas.
Pero, una vez quitado este sedimento o residuo energético, nuestro cuerpo en pocos días comenzará a estar más cerca de quien realmente es, porque lo que estamos haciendo es quitar todas esas capas que ya no nos pertenecen.
Es momento de cuidarnos más. Hay que minimizar el consumo de bebidas alcohólicas, carne roja, embutidos y grasas. Hay que dar paso a una alimentación más acorde con nuestra nueva energía, nuestra nueva vibración. Centrémonos en una alimentación sana y de calidad donde la fruta, la verdura y la fibra estén en nuestros platos diarios. Procuremos, además beber agua y descansar.
Es hora de sentir nuestro cuerpo, darle espacio y tiempo para “despertar”, dejando que acabe de eliminar todo aquello que ya no forma parte de él. Ahora hay que adaptarse a lo nuevo. No tengamos prisa y, sobre todo, confiemos plenamente en este maravilloso proceso, merece la pena que lo vivamos paso a paso.